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Psicología Social Tomo II

Rafael Garza Livas

 

Garza, Rafael (1970): Psicología Social. Tomo II. México. Ediciones Oasis.

Reseña.

Psicología Social Tomo II es un concentrado de entes, temas, categorías y procesos psicosociales, desde los primigenios, cuando a la Psicología Social se le denominaba Psicología Colectiva, hasta algunos que fueron abordados experimentalmente en el transcurso  del siglo XX. Junto con el Tomo I (Sánchez, 1969), hacen una guía de ideas de largo aliento, una especie de manual que, contrario  a esa tendencia “a «reescribir la historia» […] por la tendencia a destacar la investigación actual” (Collier; Minton y Reynolds, 1991, p. 36), si se vislumbra un esfuerzo por retomar conceptos anclados a sus respectivos contextos, pero haciendo un rastreo histórico de los mismos, para finalmente mostrar su relevancia. Rafael Garza inicia el capítulo I con la Imitación y la Sugestión.  El lector encontrará una descripción de la emergencia, importancia y desarrollo de ambos procesos. Aunque uno y otro pudieran parecer lo mismo, no lo son, ya que “la sugestión difiere de la imitación en que la primera se refiere principalmente a lo más íntimo de la conducta (sensaciones, apercepciones, imágenes, recuerdos, ideas, juicios, sentimientos, alteraciones orgánicas), en tanto que la imitación se refiere principalmente a lo externo de la conducta, tanto del modelo como del que imita (movimientos, modos de ejecución, gestos, etc.)” (Garza, 1970, p. 52). 

El capítulo II está dedicado a las actitudes.  Se tiene que la actitud es una tendencia a la acción, siendo un elemento importante de la personalidad. Se dirá  que “la importancia de las actitudes en el comportamiento individual y colectivo, y consecuentemente de su estudio, deriva de que la actitud es <<una manera organizada y lógica de pensar, sentir y reaccionar, en relación con personas, grupos, resultados sociales o, más generalmente cualquier suceso en el ambiente de alguna persona>>” (p. 87). Los siguientes apartados desarrollan los rasgos distintivos, los principios que rigen el aprendizaje de las actitudes, el cambio en las mismas, la coherencia e incoherencia entre varias de ellas. Finalmente se mencionan tres técnicas principales de exploración de las actitudes: las proyectivas, la entrevista clínica y los cuestionarios (escalas de actitudes). No son las únicas, tampoco están libres de crítica, pues las actitudes comprenden no sólo los pensamientos y las conductas, sino que se entrelazan con los sentimientos, lo que implica que se pueda decir o pensar en algo pero comportarse de un modo totalmente diferente en otra situación.  

Para el capítulo III el liderazgo es el centro de atención. Partamos diciendo que dominación y liderazgo, como forma de relación psicosocial, no son lo mismo, el liderazgo tiene que ver con la aceptación  o consentimiento de parte de los seguidores, la dominación es la imposición de una determinada forma de conducta en contra “de los deseos o el criterio […], en virtud de la fuerza física, militar, política, económica o de otra índole, que él o los dominadores ostentan” (p. 138). En cuanto a liderazgo se dirá que “el terreno propio del líder no es el de la autoridad militar, la jerarquía eclesiástica, el cacicazgo político, el puesto público, sino el campo de juego infantiles, el grupo estudiantil no académico, la asociación agraria, la asamblea sindical, el parido político, el mitin público, etc.” (p. 140). Durante la exposición se hablará de diversos tipos de liderazgo. También se dirá que no hay un grupo de características distintivas de los lideres, ni psíquicas ni físicas, ya que el liderazgo está sujeto al espacio al cual se inscriben tanto el líder como el grupo. La función social del liderazgo estriba en dejar huella de una democratización y el cambio constante en el mismo liderazgo para evitar la permanencia y sus consecuencias.

 El capítulo IV corresponde a La muchedumbre. Se dirá que las masas modernas se desprenden de dos hechos fundamentales: el crecimiento de la población mundial y el desarrollo de la humanidad en los campos científicos y técnicos. Se considerará masa a una agrupación de personas grande, heterogéneas, donde se da el anonimato, su formación es espontánea, se concentra en un mismo lugar, no presentan una organización, y se clasifican en: a) masas concretas o reunidas, y b) masas latentes o dispersas. Se muestra cómo posturas, de acuerdo con la ideología, manifiestan características que las multitudes poseen, ya sea generalizando o particularizando, pues Le Bon no da crédito a ninguna multitud de tener capacidades intelectuales, mientras  Kurmanov si da crédito pero sólo a las muchedumbres organizadas políticamente. Para Garza la multitud se entiende como “reunión temporal de personas que reacciona juntas a un estímulo” (p. 235), que se polarizan (esto es que presentan un interés común frente a otro(s)), que tienen transitoriedad (no duran mucho), muestran heterogeneidad (entre sus integrantes), brindan anonimato (cuando la multitud es grande implica un desconocimiento entre aquellos que la forman), tienen liderazgo o dirección (al igual que la masa, estos se forman espontáneamente), se da una carencia de estructura (no hay funciones preestablecidas, a diferencia de grupos organizados) y son inestables. En la Psicología de la muchedumbre se destaca el contagio mental (como fenómeno psicosocial), donde la heterogeneidad se pierde y se “homogeniza en torno de los sentimientos e ideas que se extienden merced al contagio actuante” (p. 241). Los diversos tipos de muchedumbre son: el Auditorio; la Manifestación y desfile; y la Multitud orgiástica

El capítulo V corresponde a La opinión pública, y “Podemos entender por opinión pública la manera de concebir intelectualmente una experiencia de importancia colectiva, sustentada por una parte considerable de una sociedad, o por toda ella” además “será esclarecedor puntualizar que la opinión pública se refiere siempre a algo (acontecimiento, persona, etc.) que reviste trascendencia para la sociedad dentro de la cual se registra la experiencia en cuestión” (p. 283). Se dirá de la noticia que tiene una función conectiva entre un acontecimiento, situación o fenómeno y el público, mientras que el rumor “es una “noticia” acerca de un acontecimiento no informado plenamente aún. En cuanto recibe el aval, la confirmación rotunda, la “noticia” se desembaraza de las comillas, se trueca en noticia a secas y con ello deja de ser rumor” (p. 290). La estabilidad de la opinión pública se da por la propia realidad social y la influencia que sobre la opinión pública tienen las actitudes colectivas y las tradiciones. Para el cambio en la opinión pública el elemento determinante es la misma transformación de la realidad a la que la opinión pública se refiera, y el conocimiento que el público adquiera.  

El capítulo VI versa sobre la Propaganda. La influencia de una minoría sobre la masa se basa en la publicidad donde “la propaganda es una categoría psicosocial mediante la cual un pequeño grupo de personas, manejando recursos de comunicación masiva, ejerce en algún sentido de mayor o menor importancia para la vida de la sociedad, su influencia sobre amplios sectores de ésta” (p. 330). El propósito concreto e inmediato de la propaganda está encausado a provocar determinada conducta de la masa sobre la cual opera, es decir, sobre un aspecto específico de la conducta, por ejemplo el consumo de algún producto. Los factores limitativos de la eficacia de la propaganda son: 1) El papel determinante de la realidad social , ya que “la propaganda política ejerce su influencia, pero ésta se encuentra condicionada poderosamente por la realidad objetiva del medio en que en un momento determinado opera” (p. 363); 2) Las actitudes de las clases y grupos sociales, donde intervienen intereses, creencias, prejuicios e ideologías; 3) La contrapropaganda; 4) los estímulos inadvertidos; 5) la evidencia de la realidad; 6) el nivel intelectual del público; y 7) el desgaste de los estímulos repetidos.

Finalmente el capítulo VII se dedica a la Moda. Para que algo esté de moda se necesita que se propale con rapidez, por lo que se requiere de medios de comunicación ampliamente desarrollados. La moda, se instala, crece desproporcionadamente y después pasa de moda, es decir, se agota. Los determinantes psicosociales de la moda son: La imitación, la tendencia a la identificación (para sentirse parte de un grupo), la “tendencia a la diferenciación” (de la que hablaba Simmel), siendo un proceso dinámico entre la identificación y la diferenciación, es decir, cuando una se instala la otra la desinstala. El deseo de cambio es otro determinante psicosocial, al igual que los mecanismos de compensación, donde se buscan medios de satisfacción, si no los hay en un lugar se les busca en otro. El prestigio se suma a los determinantes psicosociales. En el campo de la economía y la moda las grandes empresas, sus diseñadores y las fuertes campañas publicitarias imponen moda cada que se introduce algún elemento “novedoso” al producto que fabrican, el consumidor sólo tiene que hacer su trabajo. Por último la moda y la publicidad son tratados así: “Uno de los “argumentos” explotados por la publicidad en favor del artículo objeto de su promoción comercial, es el de recalcar que “está de moda”, con lo cual se logra un fuerte impacto en los sectores de la población más profundamente sensibilizados de antemano por el “valor” de la moda” (p. 411). Antes de la moderna publicidad la moda “surgía y se desenvolvía espontáneamente, a merced de sus determinantes psicosociales, al ser manipulada por la publicidad se ha transformado en un fenómeno sensiblemente dirigido por ésta, o lo que es lo mismo, por los intereses económicos de la producción capitalista que, en la situación actual, se encuentra altamente monopolizada” (p. 413), lo cual ahora está de moda. 

En fin, Rafael Garza nos conduce entre siete capítulos (expuestos acá, grosso modo) cada uno con su tema, pero puestos en un orden tal que si uno los lee del primero al séptimo, sin saltase uno solo o sin intercalarlos, se dará cuenta de que un tema está inmerso en el otro, por ejemplo hallar a la masa (capítulo IV) en el capítulo de la propaganda (capítulo VI) y encontrar a la publicidad (tratada en el capítulo VI) dentro de la moda (capítulo VII), pero ojo, lo cual no implica que sea forzoso leerlos todos y en orden. Cada capítulo está acompañado por ejemplos, por cierto algunos muy nacionales (mexicanos), además de hacer referencias a varios experimentos (que resultan divertidos). Durante la lectura podrá encontrarse un lenguaje ameno que hace entendible las categorías y procesos psicosociales. Si bien la bibliografía no es extensa, las referencias que se dan son lo suficientemente explotadas para ilustrar y argumentar los temas tratados. El lector encontrará una lectura grata en Psicología Social. Tomo II, de Rafael Garza.

Referencia.

Collier, G., Minton, H. y Reynolds, G. (1991). “Introducción” en Escenarios y Tendencias de la Psicología Social. Madrid. Tecnos. Pp. 35-56.

Sánchez, E. (1969). Psicología Social. Tomo I. México. Ediciones Oasis. 

 

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