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Ayer y mañana

Gustave Le Bon

 

Gustave Le Bon (1917). Ayer y Mañana. Madrid, Imp. De J. Pueyo, Luna, 29.

Reseña

Le Bon ha estudiado y analizado en otras de sus obras sobre las enseñanzas psicológicas de la guerra y sobre  sus primeras consecuencias para examinar posteriormente los problemas que ha planteado en éstos. 

Convergen finalmente en un limitado número de conclusiones que fácilmente puedan formularse en pensamientos breves.

Con ello, en  este libro se encuentran los principios que Le Bon ya ha aplicado al estudio de los grandes problemas históricos; deja de lado la psicología de teorías libres para adaptarla a las realidades cotidianas porque es en ésta en las que se puede explicar la psicología.

Esta obra no sólo abarca pensamientos sugeridos por el espectáculo de la guerra y de las posibilidades futuras a que ésta dará origen. Está dividido en  ocho libros en los cuales, primeramente se va desarrollando las fuerzas que dirigen a la historia en donde nos dice que las guerras representan la exteriorización visible de fuerzas invisibles en conflicto por un lado, y por otro, nos menciona que las fuerzas psicológicas siempre fueron los verdaderos soberanos de los pueblos. 

El segundo menciona la génesis psicológica de los conflictos durante las batallas, y nos dice que para descubrir su génesis, se deben descubrir sus causas lejanas, se estudian los sentimientos por los cuales llega a surgir una guerra hasta el arte de persuadir y de mandar, ya que para saber persuadir, hay que dirigirse  a las influencias afectivas, místicas o colectivas que conducen a los hombres y muy poco a su inteligencia.

El tercer libro menciona la psicología de los pueblos, desde su formación en la que menciona que la vida de un pueblo, sus instituciones, creencias, artes y luchas, representan la forma visible de las fuerzas invisibles que le dirigen y que de su mentalidad deriva su conducta y, por ende, su historia. También nos menciona la vejez de los pueblos la cual es una vejez mental más que biológica y comienza cuando sustituye el egoísmo individual al egoísmo colectivo, intenta tener la mayor tranquilidad con el mínimo trabajo y se muestra incapaz de adaptarse a necesidades nuevas que hacen surgir los progresos de una civilización.

El cuarto contiene los factores materiales del poderío de las naciones en el cual se menciona a la hulla como un material fundamental para crear el maquinismo renovador moderno de la civilización y las luchas económicas ya que se dice que no hay progreso sin competencia, y, por lo tanto, sin luchas industriales.

El quinto nos habla sobre los factores psicológicos del poderío de los pueblos empezando por el papel de ciertas cualidades secundarias en la vida de los pueblos, destaca a la voluntad, el esfuerzo, la adaptación, la educación, la moral, la organización y competencia, hasta las revoluciones y la anarquía.

El sexto menciona sobre el gobierno moderno de los pueblos, desde sus progresos democráticos donde se menciona que la guerra marcará el triunfo definitivo de la democracia en el mundo y se puede observar que el verdadero progreso democrático consiste en elevar la élite hasta la multitud; por otra parte, también se menciona al estatismo alemán y latino, antes de la guerra, como la religión de los pueblos latinos y abarca hasta las enseñanzas políticas deducidas de la guerra.

El séptimo alude a las perspectivas del porvenir mencionando las consecuencias de la guerra en la que una de las más importantes repercusiones es la que se desarrollará después de la paz;  y las posibilidades del porvenir en la cual sólo el pensamiento es capaz de alumbrar la ruta que deben seguir los pueblos, y son sobre todo, visiones de esperanza, sin parentesco necesario con la realidad. 

Finalmente el octavo libro nos menciona  el ciclo de la ciencia sobre las verdades científicas donde nos dice que las verdades científicas más seguras son certidumbres convencionales, ya que los grandes descubrimientos científicos comienzan por intuiciones que surgen en el espíritu con la forma de hipótesis y que seguidamente se encarga de comprobar la experiencia; y también se mencionan  los límites de nuestra certidumbre hasta las visiones filosóficas. En cuanto a las visiones filosóficas nos dice que el descubrimiento filosófico es el que nos hará penetrar en la esencia de las cosas.  Menciona que cada ciencia no tarda en llegar a un inaccesible muro de causalidades. No hay un solo fenómeno cuya primera causa sea conocida. Por otra parte, nos dice que la revolución es el coronamiento de una lenta evolución y las revoluciones de los pueblos representan una aplicación del mismo principio. El autor termina esta obra con reflexiones científicas de interés general.

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